Estoy completamente de acuerdo con la reflexión de la compañera, ya que el aprendizaje de las matemáticas va mucho más allá de lo lógico y procedimental, involucrando profundamente las emociones de los estudiantes. Cuando se sienten seguros, motivados y comprendidos, su capacidad para enfrentar desafíos y resolver problemas mejora notablemente. La neuroeducación respalda esta visión al demostrar que las emociones positivas favorecen los procesos cognitivos, mientras que el miedo y la ansiedad los bloquean. Por eso, como futuros docentes, debemos crear ambientes de confianza con los estudiantes donde el error sea parte del aprendizaje ya que con errores se aprende, utilizando estrategias como el juego, el trabajo colaborativo y la contextualización de problemas para fortalecer el autoestima y fomentar una relación sana y significativa con las matemáticas.
Las emociones en el aprendizaje de la Matemática
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