En mi opinión, si los niños crecen sin una base sólida de valores, la sociedad puede enfrentar serias consecuencias, como un aumento de la violencia, la intolerancia y la desconfianza entre sus miembros. La falta de valores como el respeto, la empatía y la responsabilidad dificulta la cooperación, fomenta la desigualdad social y debilita las instituciones democráticas al promover la corrupción y la falta de ética. Además, la ausencia de principios sólidos puede generar inseguridad emocional y psicológica en los individuos, dificultando su desarrollo personal y su capacidad para tomar decisiones responsables en la vida adulta. En conjunto, esto puede llevar a una sociedad más fragmentada, injusta y caótica.