La solicitud de perdón de parte de España y la Iglesia Católica por los horrores cometidos durante la Conquista de América no es entrometimiento en la realidad histórica sino todo lo contrario. Es la sensibilidad que se pide para juzgar el pasado con ojos del presente . Las disculpas no están hechas solo para crear empatía, sino para cubrir una deuda que aunque tiene tiempo de haberse creado aún se está pagando simbólicamente.
La Conquista dejó un gran rastro de violencia como masacres, saqueos, quema de templos, trabajo forzado, trabajo esclavizado con las mitas y los obrajes, también una religión y un idioma por encima de los nativos. A pesar de que la mayoría de los indígenas murieron por las enfermedades que trajeron los Españoles no podemos descartar la brutalidad que vivieron por la colonización.
Pedir perdón no es culpar a las generaciones actuales, ni revivir el pasado, lo que se está pidiendo es el reconocer de que lo que fue hecho en nombre del Estado español y de la Iglesia Católica fue una mala acción que causó un profundo sufrimiento y un cambio significativo que aún influye mucho en la dinámica de poder que se tiene entre las formas de ser,existir y de convivir de las diferentes comunidades y países, por ejemplo al día de hoy muchos pueblos indígenas enfrentan una gran pobreza, discriminación y un acceso limitado a sus derechos fundamentales que tienen como seres humanos, perdonar tendría un significando ético y muy simbólico que significaría que por fin sus voces están siendo escuchadas y sobre todo su historia.
No se trata de exigir reparaciones económicas, ni mucho menos de recordar cientos de años de heridas olvidadas se trata únicamente de cerrar ese ciclo con dignidad y de entender que la "justicia" esa palabra tan significativa cobre sentido demostrando este gran gesto simbólico, no es suficiente con un perdón auténtico y significativo pero tampoco existe conversación alguna mientras no exista el perdón.