Yo aplico los números reales en mi vida cotidiana más de lo que a veces me doy cuenta. Por ejemplo, cuando voy al supermercado y comparo precios, estoy usando números decimales para ver qué producto es más barato por unidad.
También los uso cuando cocino y sigo una receta, porque muchas veces necesito medir cantidades como 1.5 tazas de harina o 0.25 litros de leche.