La concha Spondylus tuvo un papel central tanto en la vida religiosa como en la organización social y económica. Era considerada un objeto sagrado, símbolo de fertilidad, abundancia, transmisión de la vida y conservación de la cultura. Se le atribuían poderes relacionados con la lluvia, la fertilidad de la tierra y la predicción del clima, siendo utilizada en rituales propiciatorios de la lluvia y como ofrenda para los antepasados y divinidades, la presencia o ausencia del Spondylus en las costas ecuatorianas era interpretada por los valdivianos como un indicador natural de cambios climáticos. Su aparición en aguas cálidas se asociaba con la llegada de lluvias abundantes y, por consiguiente, malas cosechas (fenómeno de El Niño). En cambio, su ausencia indicaba aguas frías y años de sequía. Esta observación permitía planificar las actividades agrícolas y era parte fundamental de los rituales agrícolas de la cultura Valdivia
El Spondylus fue uno de los primeros bienes de intercambio a larga distancia. Los valdivianos navegaban grandes distancias en balsas de madera para comerciar la concha con otras culturas de Centroamérica y el Pacífico mexicano, estableciendo rutas marítimas y talleres de manufactura en la costa ecuatoriana.