El origen de los dioses griegos comienza con el Caos, un estado de vacío del que nacen las primeras deidades primordiales: Gea (la Tierra), Urano (el Cielo), Tártaro (el Inframundo) y Eros (el amor). Gea y Urano tienen varios hijos, entre ellos los Titanes, los Cíclopes y los Hecatónquiros. Urano, temiendo a sus propios hijos, los encierra, pero Gea, molesta por esta acción, convence a su hijo Cronos para que lo derroque. Cronos toma el poder, pero repite el miedo de su padre y comienza a devorar a sus propios hijos. Sin embargo, Rea, su esposa, logra salvar a Zeus, quien al crecer enfrenta a su padre, lo derrota y libera a sus hermanos. Así comienza el dominio de los dioses olímpicos liderados por Zeus, estableciendo una nueva era en la mitología griega.