La intervención basada en la CIF (Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud) se centra en un enfoque holístico del individuo, considerando no solo su condición de salud, sino también cómo esta interactúa con factores personales y ambientales. En lugar de enfocarse únicamente en la enfermedad o deficiencia, la CIF guía a los profesionales a evaluar las capacidades funcionales del individuo, su grado de participación en actividades cotidianas y las barreras o facilitadores que existen en su entorno. Esta perspectiva integral permite diseñar intervenciones personalizadas, orientadas a mejorar la calidad de vida y promover la inclusión social. Se busca no solo la rehabilitación física, sino también el empoderamiento del individuo en su contexto social. Las estrategias pueden incluir adaptaciones en el entorno, apoyo psicosocial, capacitación laboral, o intervención comunitaria. La CIF también facilita la comunicación interdisciplinaria, asegurando que todos los actores involucrados compartan un lenguaje común. Esto es especialmente útil en contextos educativos, laborales y de salud. Además, promueve la toma de decisiones centradas en la persona, respetando su autonomía y objetivos. Su uso sistemático permite evaluar el progreso y ajustar los planes de intervención en función de resultados concretos. Así, la CIF transforma la forma de entender y abordar la discapacidad.
FUENTE:
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2001). Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF). Ginebra: OMS. Disponible en: https://www.who.int/classifications/icf