1. El fisioterapeuta aplica la CIF para valorar el funcionamiento integral del paciente, no solo la lesión.
2. Evalúa las funciones y estructuras corporales, como fuerza, movilidad, dolor o postura.
3. También identifica limitaciones en actividades, como caminar, vestirse o subir escaleras.
4. Analiza las restricciones en la participación, como no poder trabajar, hacer deporte o socializar.
5. Considera los factores ambientales, como barreras arquitectónicas o falta de ayudas técnicas.
6. Y los factores personales, como edad, estilo de vida, motivación o apoyo familiar.
7. A partir de esta evaluación, diseña un plan de intervención individualizado.
8. Este plan incluye técnicas para mejorar el movimiento, fuerza, flexibilidad y coordinación.
9. También puede incorporar terapias manuales, ejercicios terapéuticos y educación al paciente.
10. Se buscan mejoras en la autonomía y calidad de vida de la persona.
11. El fisioterapeuta colabora con otros profesionales en equipos interdisciplinarios.
12. Ajusta el tratamiento en función de la evolución del paciente.
13. Promueve la prevención de recaídas y el autocuidado.
14. Usa la CIF para medir resultados funcionales, no solo clínicos.
15. Su intervención va más allá de curar: busca mejorar la participación y la inclusión en la vida diaria.