La intervención desde la perspectiva de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha transformado de manera significativa la forma en que se aborda la atención médica y rehabilitadora en personas con alguna condición de salud. La CIF proporciona un marco biopsicosocial integral que permite valorar el estado de salud de los individuos no solo desde el diagnóstico médico, sino también considerando los factores personales, sociales y ambientales que influyen en su funcionamiento y calidad de vida. A diferencia de modelos tradicionales centrados exclusivamente en la enfermedad, la CIF promueve una visión holística del ser humano, entendiendo la discapacidad no como una característica inherente al individuo, sino como el resultado de la interacción entre una condición de salud y los factores contextuales en los que la persona se desenvuelve. Esta concepción permite que las intervenciones sean más personalizadas, funcionales y centradas en la participación del individuo en su entorno cotidiano.
Desde la perspectiva clínica, aplicar la CIF en la intervención implica una evaluación detallada del funcionamiento físico, mental y social del paciente. Se analizan aspectos como las funciones corporales (por ejemplo, movilidad, fuerza muscular, percepción sensorial), las estructuras corporales, las actividades que el individuo puede realizar (como caminar, comunicarse o alimentarse) y su participación en diferentes ámbitos de la vida (trabajo, educación, vida comunitaria, relaciones interpersonales). Además, se consideran factores ambientales (barreras o facilitadores como el acceso a servicios, apoyo familiar, entorno físico) y personales (como la edad, la motivación o las creencias). Esta evaluación integral permite al equipo médico y terapéutico diseñar un plan de intervención más ajustado a las necesidades reales del paciente, estableciendo objetivos funcionales que fomenten su autonomía y participación social.
En el contexto de la rehabilitación, la intervención guiada por la CIF cobra especial relevancia. Por ejemplo, en pacientes con secuelas de accidentes cerebrovasculares, no basta con describir la lesión neurológica, sino que se debe evaluar cómo esta afecta la capacidad de caminar, comunicarse, trabajar o participar en la vida familiar. A partir de esta información, se puede diseñar una intervención centrada en recuperar funciones perdidas, adaptar el entorno o entrenar al paciente y su familia en nuevas estrategias para mejorar su calidad de vida. En suma, la CIF no solo permite describir la discapacidad, sino también intervenir en ella de manera eficaz, individualizada y con un enfoque de derechos.
Bibliografía:
Cieza, A., & Stucki, G. (2008). The International Classification of Functioning, Disability and Health: Its development process and content validity. European Journal of Physical and Rehabilitation Medicine, 44(3), 303–313.