El diagnóstico fisioterapéutico es un proceso crucial en la fisioterapia, ya que permite identificar de manera precisa las disfunciones físicas que afectan a un paciente y guiar la intervención terapéutica adecuada. A diferencia del diagnóstico médico, que se centra en enfermedades o patologías específicas, el diagnóstico fisioterapéutico se enfoca en los problemas funcionales, es decir, en cómo una condición afecta la capacidad del individuo para realizar actividades cotidianas.
El proceso comienza con una valoración completa del paciente, que incluye tanto una evaluación subjetiva como objetiva. La valoración subjetiva explora los síntomas, antecedentes médicos, expectativas del paciente, de igual forma su condición impacta en su vida diaria. La valoración objetiva se basa en la medición directa de parámetros como fuerza muscular, amplitud de movimiento, estabilidad articular, con otras pruebas físicas, así como la observación de la postura y la marcha.
Una vez reunida esta información, el fisioterapeuta elabora el diagnóstico funcional, que se refiere a las alteraciones en el movimiento y la capacidad funcional. Este diagnóstico no solo identifica los síntomas, sino también las causas subyacentes de las disfunciones, como desequilibrios musculares, alteraciones posturales o limitaciones articulares. A partir del diagnóstico fisioterapéutico, se establecen objetivos terapéuticos centrados en mejorar la movilidad, reducir el dolor y restaurar la funcionalidad del paciente.
El diagnóstico fisioterapéutico también considera factores contextuales, como las limitaciones del entorno o los recursos disponibles, y las características personales del paciente, lo que permite desarrollar un plan de tratamiento individualizado y holístico.
Bibliografía
- Castaño, M., & Ruiz, E. (2019). Diagnóstico y tratamiento en fisioterapia: Enfoques y técnicas. Editorial Médica Panamericana.
- Becerra, J., & Rodríguez, M. (2015). Diagnóstico fisioterapéutico y técnicas de intervención. Elsevier España.