Al revisar las diferentes corrientes éticas, me di cuenta de que muchas veces mis decisiones no siguen un criterio claro. La ética kantiana me hizo cuestionar si siempre actúo por principios o más bien por conveniencia. La utilitarista me pareció práctica, pero también algo fría al dejar de lado a veces al individuo. La ética del cuidado fue la que más conectó conmigo, porque valoro mucho los vínculos, aunque también me hizo pensar que a veces no me cuido lo suficiente a mí misma.
Además, la ética de la virtud me hizo reflexionar sobre cómo desarrollo mi carácter y si realmente me esfuerzo por ser mejor persona, más allá de lo que se espera de mí. Me di cuenta de que muchas veces actúo por costumbre sin detenerme a pensar en qué tipo de persona quiero llegar a ser. Esta revisión me dejó con muchas preguntas, pero también con ganas de ser más consciente de mis decisiones y de lo que las motiva.