Cuándo se empezó a revisar los fundamentos teóricos en ética, me encontré cono varios conflictos personales que no esperaba. Uno fue darme cuenta que muchas de mi ideas , que siempre había sostenido por años estaban basadas en costumbres o que estaban moldeadas por una influencia externa, más que por razonamiento o reflexión propia. Esto me hizo cuestionar si en realidad mis acciones se pueden considerar correctas a los ojos de las corrientes filosóficas éticas.
Además, sentí una especie de vació al reconocer que la generación actual siempre va estar modulada por una ética utilitarista, que juegue a su favor, y en realidad eso tampoco es ético ni moralmente correcto, por eso reconozco que nunca existe una verdad absoluta o una respuesta clara ante los dilemas éticos que se nos puede presentar a lo largo de la vida en el aspecto personal pero también en el profesional. Lo único ventajoso de eso es que si no tenemos una respuesta de algo, nuestra obligación es empezar a buscarlas.