Para mi análisis he considera el estudio titulado "Motivaciones, estrategias e impactos de la cooperación académica internacional en la Universidad de Sonora en el periodo de 1993-2020", elaborado por María Teresa López Báez y Juan Pablo Durand Villalobos.
Al reflexionar sobre el camino que debe recorrer Ecuador para convertirse en una sociedad que genere conocimiento, me parece fundamental observar experiencias de otras instituciones en América Latina, como la Universidad de Sonora en México. En un análisis profundo sobre su proceso de cooperación académica internacional entre 1993 y 2020, se puede notar que uno de los motores clave ha sido el deseo de ofrecer una formación universitaria alineada con los retos de un mundo globalizado. Esta intención ha llevado a esa universidad a establecer convenios con instituciones extranjeras, desarrollar nuevas estrategias de colaboración y adaptarse a circunstancias adversas, como la pandemia, sin perder de vista la internacionalización como un eje de desarrollo.
Lo que más me llama la atención es que este proceso no ha estado libre de obstáculos. Uno de los mayores ha sido la falta de financiamiento sostenido, un problema que también enfrentamos en Ecuador. Si aspiramos a ser una sociedad del conocimiento, necesitamos invertir seriamente en educación superior, investigación y cooperación internacional. No se puede generar conocimiento en el aislamiento ni con recursos mínimos. También me parece urgente construir una visión institucional clara y continua, que no dependa solo de la voluntad de las autoridades de turno, sino que esté arraigada en una política de Estado que reconozca el valor estratégico del conocimiento.
Además, debemos entender que internacionalizar no significa olvidarse de lo nacional. La experiencia mexicana muestra que las redes locales también son vitales para resolver los problemas compartidos. En Ecuador, todavía nos falta consolidar alianzas sólidas entre universidades, centros de investigación y sectores productivos, que nos permitan compartir saberes, innovar y avanzar colectivamente.
En definitiva, para que Ecuador se convierta en una sociedad generadora de conocimiento, debemos superar la dependencia de decisiones políticas momentáneas, fortalecer el financiamiento a la educación y la ciencia, fomentar una cultura institucional que valore la cooperación tanto nacional como internacional y apostar por la formación integral de nuestros estudiantes.