Dentro del tratamiento de los trastornos de personalidad, además de la importancia de entablar una relación terapéutica adecuada es esencial crear un espacio de confianza donde el paciente se sienta seguro y no juzgado. Dentro del grupo A es primordial tratar con los pensamiento de desconfianza y aislamiento, para lo cuál utilizar TCC enfocada en la ruptura de creencias distorsionadas es una buena línea de intervención; en relación al trato que se debe tener, necesario respetar el espacio y no intentar forzar el vínculo siendo que el acercamiento debe ser lo menos intrusivo posible y hacerlo con paciencia. En relación a los trastornos del grupo B, la empatía y comprensión deben mezclarse con firmeza por la emocionalidad desbordante que presentan. Una forma de entablar esta empatía es a través de la validación emocional sin llegar a la justificación; respecto al tratamiento, la terapia dialéctico-conductual resulta una gran opción para este tipo de casos por el uso de TAC y las herramientas enfocadas al manejo de emociones, la tolerancia hacia el malestar y la regulación dentro de las relaciones del paciente, todo esto dentro de un marco estructurado.