Creo que el aborto en adolescentes debería considerarse legal en ciertos casos, incluso cuando no hay violencia sexual de por medio, pero no debe verse como la única o primera opción. Es importante entender que cada situación es diferente y que detrás de cada embarazo adolescente hay una historia personal, muchas veces marcada por la desinformación, la presión social, la falta de apoyo o de acceso a servicios de salud.
Legalizar el aborto no significa promoverlo, sino ofrecer una alternativa segura para quienes, por diversas razones, no pueden o no quieren continuar con un embarazo. A la vez, es fundamental reforzar la educación sexual integral, el acceso a anticonceptivos y los espacios de diálogo para que las adolescentes puedan tomar decisiones informadas y responsables.
Al mismo tiempo, el aborto no es una decisión fácil ni sin consecuencias. Muchas jóvenes que abortan pueden enfrentar conflictos emocionales o psicológicos, sobre todo si lo hacen sin apoyo adecuado. Por eso, es clave que el aborto vaya acompañado de acompañamiento médico, psicológico y social.
Legalizar el aborto no significa promoverlo, sino ofrecer una alternativa segura para quienes, por diversas razones, no pueden o no quieren continuar con un embarazo. A la vez, es fundamental reforzar la educación sexual integral, el acceso a anticonceptivos y los espacios de diálogo para que las adolescentes puedan tomar decisiones informadas y responsables.
Al mismo tiempo, el aborto no es una decisión fácil ni sin consecuencias. Muchas jóvenes que abortan pueden enfrentar conflictos emocionales o psicológicos, sobre todo si lo hacen sin apoyo adecuado. Por eso, es clave que el aborto vaya acompañado de acompañamiento médico, psicológico y social.