Si, el bajo rendimiento escolar muchas veces está más relacionado con la falta de sueño que con la falta de esfuerzo. Cuando un niño no duerme lo suficiente, su cerebro no tiene tiempo para organizar y guardar lo que aprendió durante el día. Aunque el niño se esfuerce, estudie y ponga atención, su mente está cansada y no puede rendir al máximo. Además, el sueño es fundamental para que el cerebro funcione bien: mejora la memoria, la concentración, la creatividad y la capacidad para resolver problemas. También ayuda a regular las emociones, lo que permite que el niño esté de buen ánimo, con más ganas de aprender y convivir en el aula. En cambio, si duerme poco, puede sentirse irritable, confundido, desmotivado y distraído. Todo esto afecta su desempeño, aunque tenga buena actitud y quiera aprender. Por eso, el descanso no debe verse como un lujo, sino como una parte esencial del proceso educativo. Dormir bien es lo que permite que el esfuerzo tenga resultados positivos. Sin descanso, el esfuerzo no basta.