Principio de entrenamiento que consiste en aumentar gradualmente el volumen, la
intensidad o la complejidad de los ejercicios físicos, con el fin de estimular
adaptaciones fisiológicas sin provocar sobrecarga o lesión.
Contexto deportivo:
Común en:
- Programas de entrenamiento de fuerza y resistencia
(halterofilia, atletismo, crossfit).
- Periodización del entrenamiento en deportes de equipo
(fútbol, rugby, baloncesto).
- Planes de acondicionamiento físico tras periodos de
inactividad o lesión.
- Fase de readaptación funcional para el retorno al deporte
competitivo.
Importancia fisioterapéutica:
- Permite reintroducir el ejercicio de forma segura en
pacientes lesionados, respetando el tiempo biológico de los tejidos.
- Ayuda a prevenir recaídas o sobrecargas al controlar
cuidadosamente la intensidad del estímulo aplicado.
- Favorece adaptaciones neuromusculares, musculares y
articulares necesarias para volver al rendimiento deportivo óptimo.
- Su aplicación es fundamental en la dosificación del
ejercicio terapéutico durante la rehabilitación.
Fuente
consultada:
Gabbett, T. J. (2016). The training—injury prevention paradox: should athletes
be training smarter and harder? British Journal of Sports Medicine, 50(5),
273–280. https://doi.org/10.1136/bjsports-2015-095788