La verdad científica es aquella que ha sido confirmada repetidamente por la observación y la experimentación. Sin embargo, no es absoluta ni definitiva; es siempre provisional y sujeta a revisión con nuevas evidencias. La ciencia avanza corrigiendo sus errores y refinando sus verdades.
Ejemplo:
Durante siglos se creyó que la Tierra era el centro del universo, hasta que nuevos descubrimientos demostraron lo contrario.