Es la
capacidad real de una persona para aplicar sus habilidades comunicativas
(escucha, expresión, empatía, adaptación al contexto) de manera efectiva en
situaciones concretas. Incluye la puesta en práctica de conocimientos teóricos,
técnicas y actitudes para lograr una comunicación clara, coherente y adecuada
al entorno social o profesional.
Ejemplo
práctico:
Cuando un docente
explica un tema complejo usando ejemplos cotidianos para principiantes y
términos técnicos para avanzados, logrando que todos entiendan gracias a su habilidad comunicativa.