La interculturalidad sirve para promover el respeto y la convivencia entre personas de diferentes culturas, reconociendo sus valores, saberes y formas de vida. Facilita el diálogo, la inclusión y la igualdad, evitando actitudes de discriminación o superioridad. Además, enriquece a la sociedad al permitir el intercambio de conocimientos, costumbres y experiencias, fortaleciendo la identidad colectiva y construyendo relaciones más justas y armoniosas.