Bajo el régimen de dolarización, las políticas monetarias y fiscales del Ecuador han tenido resultados mixtos: si bien la estabilidad de precios se ha mantenido gracias a la eliminación del riesgo inflacionario, la falta de una moneda propia ha limitado la capacidad del país para aplicar medidas monetarias anticíclicas frente a crisis externas. En el plano fiscal, se han realizado esfuerzos por mejorar el manejo de las finanzas públicas y lograr acuerdos con organismos internacionales, pero persisten desafíos estructurales como el alto endeudamiento, la dependencia de los ingresos petroleros y la baja eficiencia del gasto público. Como resultado, aunque se ha alcanzado cierta estabilidad macroeconómica, el crecimiento económico ha sido desigual y con escasa sostenibilidad en el largo plazo.