Considero que las sociedades mercantiles reguladas por la Ley de Compañías son una herramienta clave para impulsar el emprendimiento y la formalización de los negocios en el país, especialmente por la inclusión de figuras modernas como la Sociedad por Acciones Simplificada (S.A.S.). Esta modalidad permite a los emprendedores constituir su empresa de manera rápida, digital y sin necesidad de acudir a una notaría, lo cual reduce significativamente los costos y tiempos del proceso. Además, al permitir que una sola persona natural o jurídica la conforme, abre la puerta a miles de ideas de negocio que antes quedaban en la informalidad por no cumplir con los requisitos de las sociedades tradicionales.

Desde mi punto de vista, estas sociedades no solo brindan seguridad jurídica a los emprendedores, sino que también protegen su patrimonio personal gracias al principio de responsabilidad limitada. Esto fomenta que más personas se arriesguen a emprender, sabiendo que sus bienes personales no estarán comprometidos si el negocio fracasa. Otro aspecto importante es la flexibilidad que ofrecen estas estructuras: permiten operar en varios rubros al mismo tiempo y adaptar sus estatutos conforme el negocio crece o se transforma.

Finalmente, al formalizar sus negocios, los emprendedores acceden a múltiples beneficios como créditos, participación en licitaciones, alianzas comerciales y crecimiento sostenido. Por ello, creo firmemente que las sociedades mercantiles, especialmente las reguladas en las reformas recientes de la Ley de Compañías, son una palanca estratégica para dinamizar la economía y construir un ecosistema empresarial más sólido y competitivo en el Ecuador.