Las culturas urbanas representan una forma auténtica de vivir y expresar la realidad juvenil, por lo que su incorporación en el ámbito educativo resulta clave para establecer vínculos más genuinos entre docentes y estudiantes. Lejos de ser solo modas pasajeras, estas manifestaciones reflejan necesidades, inquietudes y formas de ver el mundo que merecen ser escuchadas. En el aula, su presencia puede enriquecer los contenidos escolares al conectar con lenguajes cercanos a los estudiantes, fortaleciendo la participación y el sentido de pertenencia. Desde el punto de vista social, las culturas urbanas abren espacios de creación colectiva, diálogo y transformación, convirtiéndose en escenarios donde los jóvenes pueden ejercer ciudadanía activa, denunciar injusticias o proponer nuevas formas de convivencia. Por eso, darles un lugar en la educación es también apostar por una escuela que escucha, que dialoga con el presente y que forma sujetos críticos y comprometidos.
¿Cuál es el valor pedagógico y social de las culturas urbanas en la educación y la sociedad?
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