La división de la biogeografía en histórica y ecológica es una manera útil de comprender sus enfoques complementarios. La biogeografía histórica aporta una mirada a largo plazo, considerando eventos como la deriva continental, la formación de cordilleras o las glaciaciones, que han definido la separación de especies y la formación de endemismos. Por su parte, la biogeografía ecológica permite entender la distribución actual en función de factores como clima, suelo y competencia entre especies, lo que es clave para analizar fenómenos como la invasión biológica o el cambio climático.
El apartado sobre la distribución de los seres vivos subraya correctamente la importancia de factores bióticos y abióticos, lo cual refleja el carácter dinámico de los ecosistemas. También menciona los eventos geológicos y evolutivos, esenciales para explicar por qué ciertas especies se encuentran únicamente en algunas regiones.
Finalmente, la enumeración de los grandes conjuntos biogeográficos del planeta aporta un panorama global sobre cómo el aislamiento geográfico, junto con la evolución y el clima, ha dado lugar a regiones con biodiversidad única. Esta clasificación es fundamental para la conservación biológica y el estudio de especies endémicas.
En resumen, el texto logra mostrar cómo la biogeografía es una ciencia clave para entender la distribución y adaptación de los seres vivos, al combinar tanto el pasado geológico como las condiciones ecológicas actuales. Esta disciplina no solo ofrece una visión científica del mundo natural, sino que también es crucial para enfrentar los retos ambientales del presente.