La mediación es clave para resolver conflictos en equipos y aulas, ya que fomenta el diálogo constructivo y evita escaladas. Un mediador imparcial guía a las partes hacia soluciones mutuas, fortaleciendo relaciones y mejorando la comunicación. Esto previene rupturas y resentimientos, aumentando la productividad. Por ejemplo, podría haber ayudado a María y Juan a integrar sus ideas en un proyecto universitario.