El artículo nos hace analizar los efectos de un programa de ejercicio físico de seis meses sobre el perfil lipídico, el estado ponderal y la salud cardiovascular de personas con obesidad mórbida, candidatas a cirugía bariátrica. Aunque el enfoque principal fue la actividad física, se instruyó a los participantes a no modificar sus hábitos alimenticios durante el programa, lo que permitió observar los efectos aislados del ejercicio sobre los niveles de lípidos y otros parámetros metabólicos.
A pesar de no haberse aplicado un plan nutricional específico, los resultados mostraron que el grupo adherente al ejercicio logró una disminución significativa en los triglicéridos (−20.46%), mientras que no se observaron cambios significativos en el colesterol total, c-HDL o c-LDL. Esto sugiere que, si bien el ejercicio por sí solo tiene efectos beneficiosos, especialmente sobre los triglicéridos, una intervención conjunta con alimentación saludable podría ser clave para lograr mejoras más amplias en el perfil lipídico.
Estudios previos citados en el artículo refuerzan esta idea, mostrando que programas que combinan actividad física con asesoría nutricional generan reducciones más importantes en los factores de riesgo cardiovascular. La alimentación balanceada, baja en grasas saturadas y azúcares simples, y rica en fibra, frutas, verduras y ácidos grasos insaturados, contribuye significativamente al control de los niveles de colesterol y triglicéridos.
En conclusión, aunque el ejercicio físico estructurado puede mejorar de forma significativa ciertos componentes del perfil lipídico, especialmente en personas con obesidad mórbida, la combinación con una alimentación adecuada es fundamental para mantener niveles óptimos de lípidos y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.