La obesidad mórbida es una condición crónica de alto impacto en la salud, relacionada con múltiples enfermedades como diabetes tipo 2, alteraciones cardiovasculares y trastornos en el metabolismo lipídico. En esta investigación, se evaluaron los efectos de un programa de ejercicio físico de seis meses en adultos obesos que eran candidatos a cirugía bariátrica. El objetivo fue analizar cómo este programa influía en el peso corporal, el perfil lipídico y la salud cardiovascular.
De los 22 participantes, 16 cumplieron con los requisitos de asistencia y formaron el grupo adherente, mostrando mejoras significativas en el peso corporal, índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura, condición cardiorrespiratoria, presión diastólica y niveles de triglicéridos. Sin embargo, los niveles de colesterol total, HDL y LDL no mostraron variaciones relevantes. El grupo no adherente tuvo mejoras leves, pero no significativo.
Aunque en este estudio los participantes mantuvieron sus hábitos alimentarios, se reconoce que la dieta es un factor clave en la regulación de los niveles de lípidos en sangre. Una alimentación saludable, basada en el consumo de fibra, frutas, verduras, cereales integrales y grasas insaturadas (como las presentes en el aceite de oliva, pescados y frutos secos), favorece la reducción de triglicéridos y colesterol LDL, y puede aumentar los niveles de colesterol HDL. Por otro lado, evitar azúcares simples y grasas saturadas o trans es crucial para prevenir alteraciones en el perfil lipídico.
Numerosos estudios han demostrado que la combinación de ejercicio físico y una intervención nutricional estructurada produce mejores resultados en la reducción de lípidos sanguíneos que el ejercicio por sí solo. Además, el control duradero de los niveles de colesterol y triglicéridos requiere un compromiso con un estilo de vida saludable que incluya una alimentación balanceada y sostenible en el tiempo.