La personalidad del estudiante, entendida como el conjunto de actitudes, emociones, formas de relacionarse y reaccionar ante el entorno (según el texto, “la manera de ser”), es un factor determinante en la forma en que se aplican y funcionan las condiciones básicas para el estudio.
Por ejemplo:
- Un estudiante introvertido podría beneficiarse más del estudio en solitario, mientras que uno extrovertido podría encontrar más motivación al estudiar en grupo.
- Una persona con alta autoestima y conciencia crítica aprovechará mejor las estrategias propuestas, porque sentirá que el aprendizaje es parte de su crecimiento personal.