Desde mi experiencia y observación, creo que muchos jóvenes eligen su carrera sin tener claro qué les apasiona, y eso se debe, en gran parte, a la falta de acompañamiento real en su proceso de decisión. Como educadores, orientadores o padres, deberíamos dejar de imponer nuestras ideas y empezar a escuchar más. Es importante crear espacios donde los jóvenes puedan explorar diferentes áreas, equivocarse, conocerse y expresarse sin miedo a ser juzgados. No todos deben seguir el mismo camino, y está bien si alguien quiere ser artista, técnico o emprendedor. Lo esencial es ayudarles a descubrir su propósito y mostrarles que su valor no depende de lo rentable que sea su carrera.