Como educador, orientador o padre, creo que uno de los mayores regalos que podemos ofrecer a los jóvenes es el espacio y la confianza para que descubran quiénes son y qué les apasiona, sin imponer nuestras expectativas o dejarnos llevar por las presiones sociales. Muchas veces, los chicos terminan eligiendo una carrera porque "da dinero", "tiene salida" o simplemente porque es lo que la familia espera. Pero eso no siempre se traduce en felicidad ni en realización personal.
Pienso que nuestro rol debe centrarse en acompañarlos en ese proceso de autoconocimiento. Escucharlos sin juzgar, proponerles experiencias diversas (talleres, charlas, voluntariados, pasantías, etc.), ayudarles a identificar sus talentos y motivaciones. También es importante que se sientan validados incluso si lo que desean estudiar no encaja en los moldes tradicionales o si aún no lo tienen claro. A veces descubrir lo que uno quiere lleva tiempo, y eso está bien.
Pienso que nuestro rol debe centrarse en acompañarlos en ese proceso de autoconocimiento. Escucharlos sin juzgar, proponerles experiencias diversas (talleres, charlas, voluntariados, pasantías, etc.), ayudarles a identificar sus talentos y motivaciones. También es importante que se sientan validados incluso si lo que desean estudiar no encaja en los moldes tradicionales o si aún no lo tienen claro. A veces descubrir lo que uno quiere lleva tiempo, y eso está bien.