Desde mi punto de vista, como educadores, orientadores o padres, podemos crear espacios de escucha activa, diálogo sincero y acompañamiento constante, donde los jóvenes se sientan seguros para explorar quiénes son, qué les interesa y qué los apasiona, sin miedo al juicio ni a la equivocación. Es por ello que, es fundamental fomentar el autoconocimiento desde etapas tempranas a través de actividades que integren reflexión personal, experiencias prácticas, test vocacionales actualizados y contacto real con distintas profesiones. Además, debemos romper con estereotipos sobre el éxito y revalorizar todas las opciones educativas académicas, técnicas, artísticas o emprendedoras como caminos válidos, apostando por una educación que respete la autenticidad y que guíe desde la empatía, no desde la presión.