El Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), compuesto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cumple un rol fundamental en la protección y promoción de los derechos humanos en el continente americano y su funcionamiento se basa en principios internacionales de justicia, y sus decisiones buscan asegurar que los Estados respeten los derechos consagrados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Además, los Estados miembros han aceptado voluntariamente someterse a la jurisdicción del SIDH al ratificar los tratados correspondientes y por tanto, su función no es imponer, sino garantizar, y su impacto puede ser positivo cuando fortalece los sistemas democráticos y fomenta el acceso a la justicia, especialmente para poblaciones históricamente marginadas y en conclusión el SIDH puede representar un reto para la soberanía tradicional, pero al mismo tiempo, es una herramienta clave para garantizar que los derechos humanos prevalezcan frente a abusos del poder estatal. Su impacto debe entenderse no como una amenaza, sino como una garantía supranacional que ayuda a mejorar la justicia, la equidad y la dignidad humana en la región.
¿Qué opinión se merece el caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, el 21 de Julio de 1989?
El caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras (1989) fue un hito que reafirmó el valor del SIDH. La Corte IDH, por primera vez, declaró responsable a un Estado por la desaparición forzada de una persona, estableciendo que los Estados tienen la obligación positiva de prevenir, investigar y sancionar violaciones a los derechos humanos, incluso si no se prueba la autoría directa del Estado, sino su tolerancia o negligencia sistemática. Este caso fortaleció la figura del control de convencionalidad y marcó un precedente clave sobre la responsabilidad internacional de los Estados.