Comparto plenamente la reflexión sobre la vulnerabilidad de la agricultura en Riobamba y otras zonas de la Sierra ecuatoriana frente a los cambios climáticos recientes. Estudios científicos confirman que en esta región se evidencian tendencias claras de aumento en la temperatura mínima, máxima y en la precipitación, lo que altera los ciclos agrícolas tradicionales y afecta cultivos esenciales como la papa, cebada y habas14. Las heladas más frecuentes y severas, junto con la variabilidad en las lluvias, dañan la producción y ponen en riesgo la seguridad alimentaria de muchas familias campesinas.
Es muy valioso que las comunidades estén recuperando saberes ancestrales, como la observación de la naturaleza para anticipar cambios climáticos, y los estén combinando con técnicas modernas de riego y conservación del suelo. Esta integración es clave para la sostenibilidad, pues la agroecología y los métodos tradicionales aportan prácticas como la rotación de cultivos, uso de abonos orgánicos y manejo eficiente del agua, que mejoran la salud del suelo y aumentan la resiliencia frente al cambio climático