Desde mi perspectiva, este planteamiento resalta con claridad la importancia del currículo como una herramienta estratégica para materializar las metas educativas de una nación. Me parece fundamental que se reconozca su función tanto en la orientación de la práctica docente como en la evaluación del sistema educativo. Un currículo bien diseñado no solo guía la acción pedagógica, sino que también refleja una visión compartida sobre el tipo de sociedad que se quiere construir. Además, su solidez técnica y coherencia con las necesidades sociales son clave para garantizar una educación de calidad que realmente impacte en el desarrollo individual y colectivo.