No Maleficiencia
El principio del principialismo que más llamó mi atención fue el de no maleficencia, ya que en el campo de la psicología cobra una relevancia fundamental. Este principio implica la obligación de no causar daño injustificado, y está estrechamente relacionado con el conocido precepto hipocrático: “primum non nocere” (primero, no hacer daño). En la práctica psicológica, esto significa evitar intervenciones innecesarias, tratamientos sin evidencia suficiente o acciones que puedan generar sufrimiento al paciente. Me parece especialmente importante considerar el riesgo de iatrogenia, es decir, el daño ocasionado por una intervención profesional mal aplicada. Esto puede suceder, por ejemplo, al emplear técnicas no validadas, al emitir diagnósticos apresurados o al establecer una relación terapéutica poco ética. También se relaciona con la necesidad de evitar tratamientos con efectos secundarios emocionales o psicológicos graves cuando los beneficios no están claramente respaldados.