Me pareció especialmente interesante cómo Nicola Cruz reflexiona sobre la importancia de conectar con las raíces culturales para crear música auténtica. En lugar de imitar sonidos externos, él encuentra en las tradiciones andinas una fuente viva que enriquece su trabajo electrónico. Este enfoque muestra cómo la cultura ancestral puede dialogar con la modernidad sin perder su esencia, resaltando la riqueza y diversidad musical del Ecuador como un patrimonio vivo y en constante evolución.
Además, el video destaca la diversidad cultural dentro del Ecuador, desde la música indígena de Imbabura hasta la bomba afro-andina del Valle del Chota, mostrando cómo la música es un reflejo de la historia, la identidad y la resistencia de diferentes comunidades. Este mestizaje musical es un testimonio de la complejidad y riqueza cultural que a menudo se subestima o se ignora.
En resumen, el documental no solo es un viaje sonoro, sino también una invitación a valorar y reconectar con nuestras raíces culturales, entendiendo que la tradición y la innovación pueden coexistir y enriquecerse mutuamente, creando así un patrimonio cultural vivo y en constante evolución.