Un dilema ético que podría enfrentar es la presión para reducir costos mediante la utilización de ingredientes de menor calidad o la modificación de procesos que comprometan la seguridad alimentaria. Esto podría resultar que el producto sea más barato, pero potencialmente peligroso para los consumidores.

Como gerente de producción optaría por mantener los estándares de calidad y seguridad, porque la salud y seguridad de los consumidores son primordiales, y comprometer estos aspectos podría dañar la reputación de la empresa a largo plazo y generar problemas legales y éticos. Además, priorizaria la calidad fomentando la confianza del consumidor y la sostenibilidad del negocio.