No solo se refiere a exhibir lo que se conoce, sino también a brindar algo novedoso a la comunidad científica, dado que redactar con precisión y claridad potencia la comunicación científica y potencia el efecto del trabajo divulgado (ELSEVIER, 2014). En cambio, además del componente técnico, redactar un artículo científico conlleva un compromiso ético. En otras palabras, ser transparente con la información, identificar las fuentes, no modificar los resultados y respetar a los participantes si existen. La ética también abarca prevenir el plagio, informar sobre eventuales conflictos de interés y acatar las directrices de la investigación. De acuerdo con la (Revista la Central, 2024),