Si los exámenes desaparecieran mañana, podría demostrar que he aprendido de varias formas que reflejen mejor mi comprensión y habilidades. Por ejemplo, a través de proyectos o trabajos prácticos que muestren cómo aplico los conocimientos en situaciones reales o simuladas. También mediante presentaciones orales, donde explique conceptos con mis propias palabras, argumente ideas y responda preguntas, demostrando seguridad y dominio del tema. Un portafolio de aprendizaje sería otra forma efectiva, ya que permite reunir evidencias de lo que he trabajado durante un período, incluyendo reflexiones, investigaciones, correcciones y logros. Además, las observaciones del desempeño diario por parte de los docentes pueden evidenciar mi esfuerzo, participación, creatividad y colaboración en clase. Finalmente, la autoevaluación y coevaluación me permitirían reflexionar sobre mis propios avances y aprender a valorar el trabajo de otros. Estas alternativas permiten una evaluación más justa, inclusiva y cercana a la realidad del aprendizaje.