En mi opinión, los exámenes pueden servir como una herramienta útil para medir ciertos aspectos del aprendizaje, como la memoria, la comprensión teórica o la capacidad para resolver problemas bajo presión. Sin embargo, no siempre reflejan todo lo que una persona ha aprendido, especialmente en lo que respecta a habilidades prácticas, pensamiento crítico, creatividad o trabajo en equipo. Además, no todos los estudiantes se sienten cómodos con este tipo de evaluación, lo que puede afectar negativamente su rendimiento sin que eso signifique que no hayan aprendido.
Respondiendo a la pregunta si los exámenes desaparecieran mañana, yo demostraría que realmente he aprendido a través de proyectos prácticos, explicando los temas a otras personas, resolviendo situaciones reales relacionadas con el contenido, y mostrando evidencias en un portafolio de lo que sé hacer. Creo que aprender no es solo acumular información, sino saber aplicarla, cuestionarla y transmitirla. Por eso, me parece más útil mostrar lo que sé, ya que todos aprendemos de formas distintas, así que evaluar con exámenes no siempre es justo ni refleja lo que una persona realmente sabe. Aprender va más allá de una nota: se trata de pensar, crear y aplicar lo que hemos aprendido.