El diagnóstico fisioterapéutico es una parte fundamental del proceso clínico que permite identificar disfunciones del movimiento, limitaciones funcionales y alteraciones musculoesqueléticas, neurológicas, cardiorrespiratorias u otras que afectan la calidad de vida del paciente. A diferencia del diagnóstico médico, que se centra en la enfermedad, el diagnóstico fisioterapéutico pone el foco en cómo dicha condición influye en la función y el movimiento. Se basa en la información recabada durante la evaluación, como pruebas físicas, observación, entrevistas y escalas clínicas. Este diagnóstico orienta al fisioterapeuta en la selección de objetivos terapéuticos alcanzables y en la planificación de intervenciones personalizadas. También facilita el seguimiento del progreso y permite ajustar el tratamiento conforme al desarrollo del paciente. Su elaboración requiere razonamiento clínico, experiencia y conocimiento actualizado. Un diagnóstico bien formulado optimiza la efectividad del tratamiento, promueve la recuperación funcional y fomenta la autonomía del paciente. En resumen, es la base que guía la toma de decisiones en fisioterapia.