El diagnóstico fisioterapéutico es un proceso clínico centrado en identificar los problemas funcionales que afectan el movimiento, la postura y la actividad física de una persona, con el fin de guiar el tratamiento terapéutico más adecuado. A diferencia del diagnóstico médico, que se enfoca en la enfermedad, el fisioterapéutico se orienta hacia las consecuencias funcionales de la misma. Sus principales objetivos son identificar alteraciones en el sistema musculoesquelético, neurológico, respiratorio o cardiovascular que limitan la autonomía del paciente. Además, busca establecer la causa de dichas alteraciones, ya sea biomecánica, neuromuscular, postural o de otro origen. Este diagnóstico permite definir objetivos terapéuticos claros, evaluar el pronóstico funcional y planificar intervenciones individualizadas. También es útil para prevenir complicaciones secundarias, adaptar ayudas técnicas y fomentar la educación del paciente sobre su condición. Otro de sus fines es monitorear el progreso durante el tratamiento, haciendo los ajustes necesarios para optimizar los resultados. Favorece la toma de decisiones clínicas basadas en la evidencia y en el razonamiento clínico del profesional. Asimismo, mejora la comunicación con otros profesionales de la salud y contribuye a la continuidad asistencial. Al enfocarse en las capacidades y limitaciones funcionales, el diagnóstico fisioterapéutico promueve un abordaje centrado en la persona. Su correcta formulación incrementa la eficacia del tratamiento y potencia la recuperación funcional. Según la Confederación Mundial por la Fisioterapia: “El diagnóstico en fisioterapia identifica el impacto del movimiento limitado o disfuncional en la vida de la persona” (World Physiotherapy, 2021).
Fuente:
World Physiotherapy. (2021). Policy statement: Description of physical therapy. Disponible en: https://world.physio/policy/ps-description-physical-therapy