Una de las veces que más me di cuenta de lo conectado que está el mundo fue cuando empecé a ver La Casa de Papel. Me acuerdo que mucha gente en internet hablaba de esa serie, hacían memes, usaban frases de los personajes y hasta se disfrazaban como ellos. Yo no sabía muy bien de qué se trataba, pero como estaba en Netflix y tenía tiempo, decidí ver un capítulo. Terminé viendo varios el mismo día. Lo que más me llamó la atención fue que no era una serie de mi país, ni hablaban como nosotros, pero igual me encantó. Todo era muy diferente: cómo hablaban, los nombres raros de los personajes, el ritmo de la historia… pero también había cosas con las que me sentía identificado. Me di cuenta de que no importa de dónde venga algo, si está bien hecho, puede gustarle a cualquiera en cualquier parte del mundo. Después de ver la serie, empecé a fijarme más en cosas que vienen de otros países. Algunas canciones que me gustaban también eran de allá, y hasta escuché la canción “Bella Ciao” en TikTok sin saber que salía en La Casa de Papel. Es loco cómo todo se mezcla ahora. Siento que sin querer, gracias al internet y las redes, uno va conociendo cosas de otros lugares todo el tiempo.
Ver esa serie me hizo pensar que no hace falta viajar para conocer otras culturas. A veces solo necesitas una conexión wifi y algo de curiosidad. Y eso, supongo, es parte de cómo funciona el mundo hoy.