La obtención de información es fundamental en cualquier proceso de investigación, ya que la calidad y confiabilidad de los datos determinan la validez de las decisiones y conclusiones que se derivan de ella. Las fuentes de información, tanto primarias como secundarias, son esenciales para fundamentar teóricamente una investigación.
Las fuentes primarias proporcionan datos originales y no filtrados, obtenidos directamente de la población o muestra, lo que garantiza autenticidad y relevancia. Por otro lado, las fuentes secundarias sintetizan y reorganizan información primaria, facilitando el acceso a datos preelaborados, como estadísticas, informes oficiales, libros y artículos. Estas deben ser evaluadas en términos de pertinencia, actualidad, veracidad y confiabilidad para asegurar su utilidad en el contexto de la investigación.
La relevancia de la información radica en su capacidad para generar conocimiento significativo que permita tomar decisiones acertadas y realizar cambios efectivos. Además, la fundamentación teórica basada en fuentes confiables y pertinentes fortalece la credibilidad y precisión de los resultados, promoviendo un razonamiento crítico y ético en el proceso de investigación.