La investigación desempeña un papel esencial en el progreso de la humanidad y en la resolución de los problemas que enfrentamos actualmente; su valor reside en la ampliación del conocimiento. Gracias a ella, podemos indagar, descubrir y entender mejor el entorno que nos rodea. Esta labor nos permite extender nuestras fronteras de entendimiento y acceder a nuevos saberes en múltiples áreas.
Asimismo, contribuye a mejorar nuestra calidad de vida mediante el desarrollo de tecnologías, estrategias educativas, medicamentos y tratamientos innovadores, así como alternativas sostenibles frente a los retos ambientales. Estos avances repercuten directamente en nuestro bienestar, facilitando una vida más saludable, una comunicación más eficaz y un entorno más sostenible.
Además, promueve la innovación y el desarrollo en todas las áreas sociales. La investigación científica y tecnológica ha transformado radicalmente nuestras formas de trabajar, comunicarnos, transportarnos y vivir. Las inversiones en investigación y desarrollo suelen traducirse en importantes beneficios, ya que estimulan la innovación y generan empleo. La cooperación entre universidades, empresas y gobiernos fortalece la transferencia de conocimientos y mejora la competitividad internacional. Por ello, es indispensable promover una investigación científica orientada a resolver de manera práctica los problemas concretos que afectan a nuestra sociedad.