Una persona que vive este tipo de control en una relación tóxica puede sufrir varias consecuencias emocionales profundas y duraderas, entre ellas:
Baja autoestima: La manipulación y el desprecio constante pueden hacer que la persona pierda la confianza en sí misma.
Ansiedad y estrés: El miedo a enojar a la pareja o a no cumplir con sus exigencias genera una tensión constante.
Depresión: El aislamiento, la sensación de no tener salida y la pérdida de identidad pueden llevar a un estado depresivo.
Culpa y confusión: La víctima puede llegar a creer que todo es su culpa o dudar de su percepción de la realidad (gaslighting).
Dependencia emocional: A pesar del daño, la persona puede sentir que necesita a su pareja para sentirse valiosa o segura.
Dificultad para establecer relaciones sanas en el futuro: El daño emocional puede afectar la forma en que se relaciona con otros más adelante.
Baja autoestima: La manipulación y el desprecio constante pueden hacer que la persona pierda la confianza en sí misma.
Ansiedad y estrés: El miedo a enojar a la pareja o a no cumplir con sus exigencias genera una tensión constante.
Depresión: El aislamiento, la sensación de no tener salida y la pérdida de identidad pueden llevar a un estado depresivo.
Culpa y confusión: La víctima puede llegar a creer que todo es su culpa o dudar de su percepción de la realidad (gaslighting).
Dependencia emocional: A pesar del daño, la persona puede sentir que necesita a su pareja para sentirse valiosa o segura.
Dificultad para establecer relaciones sanas en el futuro: El daño emocional puede afectar la forma en que se relaciona con otros más adelante.