Las instituciones educativas tienen la responsabilidad de prevenir y atender el acoso hacia los docentes, garantizando un ambiente laboral seguro. El texto señala que esta violencia, ejercida por directivos, colegas, estudiantes o padres, deteriora el clima escolar y afecta la salud emocional del docente. Muchas veces, la falta de protocolos y la minimización del problema agravan la situación. Para proteger al docente, deben implementarse medidas como políticas claras de convivencia, canales de denuncia seguros y apoyo psicológico y legal. Proteger al docente es esencial para asegurar la calidad educativa y fomentar una cultura escolar basada en el respeto y la empatía.