La verdad me parece acertada la decisión de archivar ese proyecto de Ley de Libertad e Igualdad Religiosa
si bien es cierto que hay que evitar el proselitismo político desde las iglesias,
también hay que cuidar la libertad religiosa, y esta propuesta no lo hacía bien, no era equilibrada.
Además, se nota que fue impulsada sin conversar con las iglesias, ni con los creyentes, y con términos
que hasta parecían ofensivos, eso ya dice bastante de la intención que había detrás, más ideológica
que democrática creo yo.
Me llamó la atención cómo la Conferencia Episcopal defendió los derechos de millones de personas, y con razón,
porque esto no era solo un tema político sino algo más profundo. Callar a las iglesias solo por pensar que opinan
sobre política me parece riesgoso, eso puede terminar en censura. La libertad de expresión y de religión son claves
para una sociedad plural. Incluso algunos asambleístas lo dijeron, que no se puede imponer una sola forma de ver
las cosas en un país tan diverso. Me preocupa que con el pretexto de la igualdad se busque callar a quienes piensan
distinto. La democracia es diálogo, no censura. Por eso estoy de acuerdo con que se archive ese proyecto,
y si en algún momento lo vuelven a presentar, ojalá lo hagan con más respeto y diálogo.
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