El currículo nació en la Antigua Grecia como formación ciudadana, pero tuvo una evolución en la Edad Media por un motivo religioso y mediante esta evolución involucro estas distintas materias como ciencias, artes y pensamiento crítico, valorando una educación laica.
En el siglo XX surgen modelos como el técnico (Tyler), el progresista (Dewey), y el crítico (Freire), donde se entreva en unos objetivos claros y concisos como, experiencia, contexto social y aprendizajes significativos, incluyendo habilidades prácticas.
Hoy en día el currículo es flexible, inclusivo y multidimensional y se centra más allá de contenidos: busca desarrollar competencias, integrar tecnología y diversidad cultural, y formar personas críticas, adaptables y socialmente responsables