A medida que avanzamos en nuestra carrera, es fundamental reconocer hasta dónde podemos llegar en el tratamiento de nuestros pacientes, tanto desde el punto de vista ético como técnico. Por un lado, la fisioterapia es una disciplina en constante evolución, con nuevas investigaciones y técnicas que surgen regularmente. Es esencial que nos mantengamos actualizados y formados, pero también debemos ser conscientes de nuestras competencias y limitaciones.
Además, la relación con otros profesionales de la salud es otro aspecto a considerar. En ocasiones, podemos sentir la tentación de intervenir en áreas que no son estrictamente de nuestra competencia. Colaborar con otros profesionales es clave, pero debemos ser claros sobre qué podemos y qué no podemos hacer, siempre priorizando el bienestar del paciente, no podemos olvidar la importancia de la ética en nuestra práctica. También es importante respetar la autonomía del paciente, ofrecer información clara sobre los tratamientos y ser honestos sobre los resultados esperados.